«Convocamos a la gente a que no baje los brazos y continuemos movilizados”, dijo, días atrás, Gabriel Boric, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. La lucha, la movilización de los estudiantes chilenos es ya conocida: reclaman gratuidad en la educación, piden el cese del lucro cuando de la formación de los jóvenes se trata. Por eso, llamaron a un paro con movilización para el próximo 28 de junio. Y no son los únicos que piden un cambio.

Leonardo Navarrete, Pablo Mardones, Rodrigo Riffo, Joaquín Gelerstein, Javier Astudillo y Matías Vergara viven en la Argentina, en Buenos Aires, en una casa en La Boca. Son chilenos y vinieron, como le contaron a este diario en noviembre del año pasado, a estudiar música, cine o apicultura, e incluso dos carreras a la vez, para aprovechar las ventajas económicas del sistema educativo argentino, incluso de las carreras que son aranceladas. Aquella vez, en noviembre, dieron cuenta de la presencia del equipo de fútbol de la Universidad de Chile en la cancha de Arsenal para mostrar su bandera recién pintada, la que reclama “Universidad gratis ¡ya!” Esta vez, saben que la mirada será mayor: el rival de la U será Boca. Y para ellos, además, La Boca es su hogar de prestado: desde su terraza se ve la Bombonera.

Es, dice Pablo Mardones, un regalo del destino: “Vamos a poder estar temprano en la cancha para tratar de mostrar bien la bandera y que nuestro mensaje sea transmitido otra vez para toda Latinoamérica a través de Fox Sports.” Habrá, calculan, unos 4500 chilenos en el estadio de Boca, pero ellos tienen una doble misión: alentar al equipo trasandino y bregar por una educación gratuita. “En Chile la mercantilización de la educación llegó a niveles obscenos”, explican los estudiantes a Tiempo Argentino. “La movilización social explotó no tanto por el arancelamiento de la educación superior, instaurado desde hace 20 años por la constitución de la dictadura de Pinochet, sino más bien por la voraz e ilimitada ambición de quienes lucran en este sistema, quienes fueron encareciendo sistemáticamente los aranceles y matrículas.” Las deudas, explican los chilenos, reclaman organizaciones sociales, terminan endeudando a alumnos y sus familias.

Ellos lo saben. Muchos lo sufren. Y otros muchos lo desconocen. Por eso la bandera, esa que muestran con orgullo desde la terraza de su hogar porteño, vecino a la Bombonera, un gigante estudio de televisión para poder mostrar de qué trata su lucha.

 

Publicado en el diario Tiempo Argentino el 14 de junio de 2012