Por Javier Schurman
Diario Tiempo Argentino

 
macri-conferenciaUnos días atrás, María Eugenia Vidal, vicejefa de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con aspiraciones de gobernar, a partir de 2015, del otro lado de la General Paz, se sumó al discurso macrista sobre los por qué de la inseguridad que llevó a Daniel Scioli a decretar la «emergencia» en todo el territorio bonaerense.

«Lo que se destruyó en 30 años no se resuelve en un año y medio», dijo Vidal, y su expresión no puede –o no debería– tomarse como una más.

Forma parte del discurso del PRO, que conduce Mauricio Macri. El propio alcalde metropolitano había apelado a una frase similar en pleno apogeo de los linchamientos, cuando se alegró porque su hija vivía fuera del país. «Es la consecuencia de 30 años de mala política que nos ha llevado a esta ausencia del Estado nunca vista, con delincuentes que salen y entran en las cárceles», declaró entonces.

No fueron, Macri y Vidal, los únicos en seguir un libreto que pareciera estar escrito por la misma pluma. El diputado Federico Sturzenegger, un mes atrás, aseguró que a «la gente» le preocupan sobre todo dos temas, «inflación y seguridad», y también posó las responsabilidades sobre «los últimos 20 o 30 años».

El jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, utilizó palabras de molde calcado, aunque en un enfoque limitado al área que el macrismo gobierna desde 2007: «Hace 30 años no era así la ciudad; Buenos Aires era la más segura del mundo.»

En un debate promovido bajo el título «Seguridad y crisis de valores» que dirigentes del PRO mantuvieron hace una semana en San Isidro, la senadora Gabriela Michetti y el ministro de Seguridad de la Ciudad, Guillermo Montenegro, hablaron sobre el tema. «Estos 30 años de democracia tienen una deuda que tiene que ver con la inseguridad», dijo Montenegro, y aclaró que se «refiere a la transformación para estar más cerca de la sociedad».

Las tres décadas a las que apunta el macrismo como germen del virus de la inseguridad no son un dato menor: se trata de los 30 años ininterrumpidos que lleva este país con representantes nacionales, provinciales o municipales –como Macri, Vidal, Michetti y Sturzenegger– elegidos por la sociedad. Antes de estas décadas pesa, para muchos, el recuerdo de una feroz dictadura militar con complicidad civil que dejó huellas en busca de esa «seguridad» interior: persecuciones, desaparecidos, asesinatos, mentiras, exiliados, robos de bebés y prohibiciones, como salir a la calle a cualquier hora, juntarse con amigos o compañeros en cualquier esquina. De militar políticamente, o de opinar diferente al gobierno erigido a través de un golpe de Estado y sostenido a base de fuerza y terror, ni hablar.

Es saludable que un espacio político logre un discurso unificado, se muestre coincidente, aliado en ciertos valores o aspiraciones de cara a sus votantes. Sería también saludable que ese espacio, el que conduce Macri, explique qué había antes de 1983 –antes de estas tres décadas que dicen destruidas y repletas de malas políticas– que les provoca tanta añoranza. Y cuál es el Estado que no tienen y quieren, para que no parezca que lo que no les convence es el resultado de la democracia.

 

Publicado en el Diario Tiempo Argentino el domingo 4 de mayo de 2014.